Cerró la puerta del cuarto de baño, apoyando la espalda contra ella, como si así pudiera contener, alejar todo el ruido, las voces, las risas, las carreras, como si en aquella pequeña habitación pudiera olvidar, evadirse y ser ella, sólo ella.
El mayor protestaba queriendo alzar la voz por encima de todos, el mediano corría por el pasillo con el patinete, sabía que no lo podía usar en casa, sabía que ella estaba en el baño, sabía que su padre no le diría nada y el pequeño, su pequeño, con las manitas golpeaba en la puerta llamándola con un hilo de voz; mamá.
Respiró con fuerza, cerrando los ojos, los puños, se deslizó, dejándose caer, rendida, en el suelo. Todo resonaba, todo era ruido, todo eran todos y no ella.
Encorvó la espalda, escondió el rostro entre sus manos, necesitaba alejarse aunque solo fuera por un breve instante.
Mamá; volvió a escuchar a su pequeño. Y al mediano decirle con ternura: mamá está en el baño, ahora sale. El mayor canturreaba la última canción que habían aprendido juntos. Y la cena delataba su presencia por el olor.
Suspiró, levantó la cara. Mamá guapa, ¿vienes?; escuchó tras la puerta y la sonrisa volvió, y una lágrima se escapó cuando recordó que todo eran todos y todos eran también parte de ella.
6 comentarios
Esos momentos en los que parece que no podemos más pero nos sonrien, nos besan nos hablan y volvemos a ser invencibles. Gracias por emocionarme de nuevo
mil gracias a ti por dejarme que te cuente 😍
Cada día escribes mejor!!! Me has sacado un sonrisa y una lágrima 😍😍😍
Mil gracias por el cumplido 😄 me alegra haberte hecho sentir
Ha sido como un pellizco en el corazón😍 Gracias.
Gracias 😍 por dejarme que te pellizque