Cerró la puerta del cuarto de baño, apoyando la espalda contra ella, como si así pudiera contener, alejar todo el ruido, las voces, las risas, las carreras, como si en aquella pequeña habitación pudiera olvidar, evadirse y ser ella, sólo ella.
El mayor protestaba queriendo alzar la voz por encima de todos, el mediano corría por el pasillo con el patinete, sabía que no lo podía usar en casa, sabía que ella estaba en el baño, sabía que su padre no le diría nada y el pequeño, su pequeño, con las manitas golpeaba en la puerta llamándola con un hilo de voz; mamá.
Respiró con fuerza, cerrando los ojos, los puños,