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NECESIDADES EMOCIONALES INFANTILES

necesidades emocionales de los niños

Comprender las necesidades emocionales de nuestros hijos y cómo podemos satisfacerlas es el primer paso para apoyar su confianza y autoestima.

¿Quiere saber el secreto para criar a un niño con confianza, seguridad y una fuerte autoestima? La respuesta es realmente sencilla y compleja a la vez: Satisfacer sus necesidades emocionales.

Cuando me convertí en madre sentí sobre mis hombros la gran responsabilidad de saber cómo criar a mi pequeña de tal manera que fuera una persona feliz, y que no arrastre lastres de la infancia en su edad adulta. Seguro que te suena esta abrumante sensación, ¿verdad?

 

como hacer sentir a los niños felices

 

Pero la verdad es que leyendo y formándome he llegado a una única conclusión: Satisfacer sus necesidades emocionales.

Cuando nosotros, como padres, ayudamos a satisfacer las necesidades emocionales de nuestros hijos, estamos construyendo una base que les permite prosperar.

Está más que demostrado que los niños cuyas necesidades emocionales están satisfechas son más felices, obtienen mejores resultados académicos, tienen mejores amistades y se sienten más fuertes para conseguir aquello que se propongan a lo largo de sus vidas.

Y satisfacer las necesidades emocionales de nuestros hijos no solo los ayuda a ellos, sino que también nos ayuda a nosotros.  Porque cuando se satisfacen las necesidades de los niños, la crianza de los hijos es simplemente más fácil. Descubrimos que tenemos menos luchas de poder y peleas con nuestros hijos, y nuestra comunicación con ellos mejora.

Entonces, ¿cuáles son las necesidades emocionales de un niño que son esenciales para este tipo de crecimiento?

 

las necesidades afectivas en la crianza de los hijos

 

Las seis necesidades emocionales que influyen en la confianza y la autoestima

Aquí hay seis necesidades emocionales esenciales que todo niño necesita sentir satisfechas:

 

Amor incondicional

No será una sorpresa que los niños necesiten amor incondicional. Y los padres sentimos amor y afecto ilimitados por nuestros hijos.

Pero es importante considerar realmente el significado de la palabra  “incondicional”.  Si verdaderamente expresamos amor incondicional a nuestros hijos, entonces nuestro amor y afecto no pueden estar limitados por nada de lo que nuestro hijo haga, diga o sienta.

Por ejemplo, aunque nuestro pequeño golpee enfadado, nos grite y explote en un desborde emocional, lo que se conoce como rabieta, no  podemos retirarle nuestro amor como “castigo” . Esto podría llevar a nuestro hijo a creer que nuestro amor está condicionado a su comportamiento. Con lo que acabarán aprendiendo que tienen derecho a ser amados si se portan bien, si hacen lo que los demás quieren, si obedecen sin cuestionar, … ¿Te imaginas cómo puede afectarle esto en su vida como adulto? ¿En sus futuras relaciones sentimentales?

Creo que puedo asegurar que todos como padres queremos hacerles sentir amados incondicionalmente. Por eso sería bueno que nos replanteáramos si nuestras acciones y lo que, indirecta y directamente comunicamos a nuestros hijos, realmente los hacen sentir amados incondicionalmente.

Empatía

Una de las formas más fundamentales para crear conexión con nuestros hijos es a través de la empatía, es decir, cuando les hacemos sentir que comprendemos sus sentimientos y emociones.

Cuando somos empáticos con nuestros hijos, estamos construyendo un puente hacia sus emociones, haciéndoles saber que entendemos y simpatizamos con lo que están pasando. Esto les proporciona a nuestros hijos seguridad y podrán expresar cómodamente sus emociones.

Sabemos como padres, que esto a veces resulta realmente difícil, todo un desafío cuando nuestros hijos están sufriendo sus peores momentos. Sí, esos en los que, por ejemplo, se sienten frustrados porque una construcción se les ha venido abajo y acaban enfurecidos, gritando y arrojando las piezas.

Su comportamiento no es más que el resultado de su inmadurez e incapacidad para expresar su frustración adecuadamente. Y. nuestro instinto natural, en este caso, es enfadarnos y querer hacerle entender a nuestro hijo que no lo está haciendo bien.

Pero lo único que vamos a conseguir con nuestra propia ira es añadir más tensión y nerviosismo a este mal momento. Si en vez de eso respiramos profundamente, manteniéndonos calmados y expresando empatía por sus sentimientos, ayudará a que nuestro hijo se calme. Seremos su ejemplo, su espejo en el que mirarse.

Ya una vez que esté tranquilo, podemos seguir con una explicación de por qué su reacción fue inapropiada y ayudarlo a encontrar mejores formas de expresar su frustración.

 

Validación

Todos necesitamos sentir que nuestros sentimientos son validados, y los niños aún más.

Imagina esta situación: Estás enfadada por la manera en la que tu jefe te trató en el trabajo. Y se lo estás contando a una amiga, la cual mientras se lo estás contando va asintiendo con la cabeza y expresando el mismo asombro y enfado que tú por la situación que le describes. Sin duda te sentirás bien porque alguien está validando tus sentimientos.

Ahora imaginemos situaciones parecidas en el día a día de nuestros pequeños. Lo primero que van a necesitar es que validemos sus emociones, ya que les permite saber que entendemos lo que están sintiendo.

Unas sencillas palabras pueden hacerles sentir mejor: “Sé que te lo estabas pasando bien en el parque y no querías irte”

Límites

Si bien establecer límites para nuestros hijos no es una necesidad emocional como tal, está demostrado que los niños necesitan tener límites para sentirse emocionalmente estables.

En este caso, los límites significan guiar a los niños hacia la comprensión de lo que está bien y lo que está mal y ayudarlos a entender qué es seguro y qué no. También significa seguir una rutina diaria y semanal para darles a los niños un sentido de consistencia y previsibilidad.

Sin límites, los niños pueden sentirse emocionalmente inestables e inseguros. 

Cuando los padres corregimos el comportamiento con respeto y mantenemos  las reglas, estamos creando límites para nuestros hijos.

 

Aceptación

Todos queremos sentirnos aceptados tal y como somos. Así que imagina lo impresionante que es para los niños sentirse completamente aceptados por los adultos más importantes en sus vidas: sus padres.

La aceptación no significa ignorar las formas en que podemos ayudar a nuestros hijos a mejorar o convertirse en la mejor versión de sí mismos. Los niños son inmaduros y necesitan la ayuda de los adultos para navegar por el mundo y aprender las formas correctas de comportarse e interactuar con los demás.

La aceptación significa aceptar la realidad de quién es nuestro hijo, no quién desearíamos que fuera.

Escuchar

Los niños, como cualquier persona, tienen una necesidad emocional de sentirse escuchados y atendidos. Cuando los niños no se sienten escuchados, se comportan “mal”, ya sea gritando, golpeando, o retrayéndose.

Sentirse escuchado satisface la necesidad emocional de validación y respeto de los niños. Y cuando los niños se sienten escuchados, no solo fomenta una autoestima positiva, sino que los hace más abiertos a escuchar lo que necesitamos decirles.

Ayudar a los niños a sentirse escuchados requiere que escuchemos activamente y luego reflexionemos sobre lo que están diciendo. Para los niños pequeños, puede significar ponerse a su nivel, mirarlos a los ojos y validar los pensamientos y sentimientos que están comunicando.

Para los mayores, puede ser reconocer sus opiniones incluso si no estamos de acuerdo con ellas. También significa dejar que expresen sus frustraciones, incluso si también necesitamos entrenarlos para que expresen esas frustraciones de manera sana.

Pertenencia

Cada ser humano necesita sentir que pertenece, y lo más importante, pertenecer a su familia.

Se ha demostrado que el sentido de pertenencia  tiene un efecto sobre la satisfacción con la vida, el bienestar general, el rendimiento cognitivo, los resultados académicos y la salud física. Brinda seguridad a una persona y le permite sentirse bien consigo misma y con quién es.

Los padres podemos ayudar a satisfacer la necesidad emocional de pertenencia de nuestros hijos pasando un tiempo especial con ellos. Como puede ser leer libros juntos por la noche o dejar que elijan una actividad que podamos hacer juntos durante unos minutos cada día.

Son las pequeñas cosas las que pueden hacer una gran diferencia

Satisfacer las necesidades emocionales de nuestros hijos y, a su vez, ayudarlos a sentirse confiados y seguros se reduce a pequeños cambios en la forma en que interactuamos con ellos.

Al mostrar respeto a nuestros hijos, escuchar activamente y validar sus pensamientos y opiniones, todo mientras los entrenamos en el comportamiento apropiado, podemos guiar a nuestros hijos hacia una vida de confianza, independencia y autosuficiencia.

Significa aprovechar los pequeños momentos, demostrando que estamos escuchando a nuestros hijos cuando tienen algo que decir, respetando sus pensamientos y opiniones, y brindándoles límites siempre que sea posible, para guiarlos hacia una mayor seguridad emocional y confianza.

¿Qué adultos queremos que sean nuestros hijos? En nuestras manos está el poder convertirles en unas personas felices, seguras y maduras. ¿Comenzamos?

 

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